¿Qué obstáculos frenan el desarrollo de tu talento?

Redacción

Falta de objetivos o de autoconocimiento, desconfianza o falta de comunicación y de compromiso son algunos de los factores que influyen en el desarrollo profesional.

Taalentfy, la plataforma para la búsqueda de empleo centrada en el talento, ha desarrollado un listado con las principales barreras que los trabajadores se pueden encontrar a la hora de intentar desarrollar su talento. El objetivo de este decálogo es ayudar a las personas a identificar si, por causas externas o internas, se están produciendo obstáculos en su desarrollo profesional.

En muchas ocasiones “estas piedras en el camino" vienen de la mano de los encargados de liderar las empresas, en otras ocasiones vienen de la mano de la propia dinámica y metodología del grupo de trabajo e incluso hay veces que el problema nos lo generamos nosotros mismos.

Tal y como asegura Alejandro González, CEO de Taalentfy, “para poder avanzar y sacar el mejor partido de uno mismo, es importante saber identificar los posibles problemas que se nos presentan, para así intentar sortearlos o ponerles solución".

Las principales barreras que impiden desarrollar el talento son:

1. Falta de autoconocimiento: el primer paso hacia nuestro desarrollo profesional es conocer nuestras propias fortalezas, áreas de mejora, preferencias, etc. Sin sistemas de evaluación de objetivos es muy difícil ayudar a las personas a descubrir su potencial, ya que quedan a merced de tener un buen jefe que sepa identificar esos factores y que les proporcione una retroalimentación constructiva.

2. Ausencia de comunicación: la mala circulación de la información desde los jefes hacia abajo, así como entre todos los miembros del equipo, es uno de los grandes bloqueadores de talento. Es necesario saber cómo estamos avanzando en nuestro trabajo, qué se está haciendo bien y qué aspectos necesitan ser reconducidos, así como encauzar hacia el camino correcto todos los esfuerzos.

3. Falta de objetivos: el establecimiento de metas definidas permite que nuestros esfuerzos se focalicen y sacar el máximo partido de nuestras competencias y habilidades. Pero si a la hora de ponernos en marcha no tenemos claro a dónde pretendemos llegar, será complicado que podamos poner al servicio de la causa nuestro talento en su totalidad.

4. Trabajo en equipo inexistente: sentirse integrado en las dinámicas de trabajo de una empresa es esencial y beneficioso para la organización y los trabajadores. Trabajar en equipo ayuda al desarrollo individual pues permite aprender de los demás y desarrollar habilidades como el trabajo colaborativo. En cuanto alguna de las piezas de la cadena empieza a trabajar por su cuenta, sin contar con los demás, todo el trabajo realizado puede caer en saco roto.

5. Jefes que no lideran: en todas las empresas debe haber personas encargadas de guiar a sus equipos hacia una meta, manteniendo al grupo cohesionado y motivado. Cuando los jefes dejan de lado su labor de guía, más preocupados por otras cuestiones como la obtención de resultados a corto plazo o la gestión del detalle, serán un obstáculo en el desarrollo de su gente.

6. Desconfianza: una de las variables que favorecen que el talento se desarrolle es sentirse arropado por el entorno. Un clima laboral enrarecido, en el que perdemos la confianza hacia el jefe o hacia los compañeros, puede hacer que acabemos perdiendo también la confianza en nosotros mismos. No es un entorno propicio para el crecimiento.

7. Trabajar en proyectos inadecuados: a cada persona se le da bien realizar unas tareas y otras, por el contrario, no. Es muy importante desarrollar la labor profesional en el proyecto o la faceta que mejor se adecúa a nuestro perfil, competencias y conocimientos. Si la empresa no ha identificado previamente muy bien las competencias necesarias para el desempeño de ese puesto, nos arriesgamos a quedar atrapados por un trabajo que no nos permite sacar lo mejor de nosotros mismos.

8. Falta de compromiso con nuestro propio desarrollo: nosotros mismos podemos convertirnos en un obstáculo insuperable para nuestro desarrollo profesional. Porque a menos que tomemos las riendas de nuestra carrera no lograremos llegar muy lejos. La empresa puede y debe ayudarnos y proporcionar medios para favorecer esa evolución, pero en ningún caso se le puede trasladar la responsabilidad de hacer crecer nuestro talento.

9. Poca autocrítica: ser críticos con nosotros mismos, tanto para lo bueno como para lo malo, es necesario en todas las parcelas de nuestra vida. Los profesionales deben ser más conscientes de sus acciones y del impacto que tienen en sus organizaciones. El error es necesario para evolucionar, y todavía lo es más saber reponerse de las equivocaciones y aprender de ellas.

Fuente: Comunicación Taalentfy

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