Buenas prácticas para las incubadoras de empresas

Sofía Riesco

Fomentar la cooperación entre empresas y la comunicación entre aceleradoras, o propiciar una actitud innovadora y crear redes de contactos son algunas de ellas.


Las buenas prácticas en la aceleración de empresas propician el crecimiento de las mismas. El Libro Blanco del Emprendimiento, publicado por Andalucía Emprende, pretende definir qué papel cumplen las incubadoras y aceleradoras de empresas y qué retorno tienen en la sociedad. Para ello quieren detectar las metodologías de coworking entre las aceleradoras de empresas y analizar los principios sobre los que giran las startups.

Sinergias, asesoramiento y networking

Desde el Libro Blanco señalan que, como siempre, la universidad tiene un papel relevante en esta esfera, primero como canal difusor de las iniciativas y segundo como centro mismo de nacimiento de las empresas. Además, se analiza la importancia que estos instrumentos juegan en la generación de sinergias y cooperación empresarial entre empresas.
Las medidas que se llevan a cabo en este tipo de programas suelen consistir en un asesoramiento integral y personalizado, y en el fomento de relaciones sinérgicas a través del networking a todos los niveles.

Propiciar actitud innovadora y hacer contactos

También se llevan a cabo acciones más concretas como cursos, eventos y el apoyo a proyectos tecnológicos. Es destacable el comienzo de aceleradoras con alto grado de especialización, aún incipiente, pero que se considera importante de cara a un mayor grado de cercanía a la realidad de cada proyecto. Este tipo de espacios de aceleración propicia una actitud de innovación abierta y de compartir no sólo conocimientos sino también vivencias y experiencias anteriores.

Los servicios en viveros y aceleradoras buscan la creación de itinerarios personalizados, consultoría de calidad y mentorización de los proyectos desde su inicio hasta la consolidación del mismo.

Además, se apoya en dar a las empresas la posibilidad de crear redes de contactos a través de networking de alto nivel tanto local, regional como nacional e incluso internacional. Todos los servicios se muestran a modo de llave en mano donde el emprendedor sólo tiene que hacer crecer su negocio.

Fomentar los idiomas y la financiación

Como parte de las carencias detectadas, habría que elevar el conocimiento de idiomas de los fundadores de startups, e impulsar la creación de clusters. También habría que buscar una financiación apropiada para cada fase de los proyectos con la consolidación y ampliar las redes de financiación de proyectos.

Además, habría que consolidar una metodología de mentoring apropiada a nuestra realidad y con asesoramiento personalizado al estado de cada proyecto. La conexión efectiva de los espacios físicos y de las empresas que los componen, con espacios de encuentro y coworking estructurados en diferentes enclaves estratégicos, así como la mejora continua de la capacitación de los fundadores de empresas con programas específicos enfocados a sus necesidades, es otro de los requisitos que hacen falta en las incubadoras de empresas.

Falta de continuidad

Los participantes en el Foro Internacional de Emprendimiento destacaron los principales errores en torno a carencias de algunos valores que consideran imprescindibles para alcanzar el liderazgo en emprendimiento innovador. Así, acusan la escasa continuidad de proyectos tras el paso por la incubadora y, dentro de ella, perciben la falta de experiencia y especialización del personal y de aptitudes por parte de los emprendedores, que no llevan a cabo una planificación realista de su idea. Las mismas aceleradoras, por su parte, deberían participar de una mayor cohesión y comunicación entre ellas.

Fuente: Libro Blanco del Emprendimiento

Publicidad